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01
Jun
2013
Gran Hermano 14 (GH 14): audiencias de la Gala, el Clan Igor se rompe y el programa termina el 18 de junio PDF Imprimir E-mail
Los Blogs del Telescopio - El Choniblog
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Kristian cambia de opinión sobre su pelo tras pasar por el confesionario

De forma casi oficial, Gran Hermano ya tiene fecha de cierre. Será el martes 18 de junio, según informaba Miguel Frigenti a través de Twitter. Es decir, el programa gana una gala con respecto a lo inicialmente previsto, pero no las suficientes para tener una recta final en condiciones. Así las cosas, el próximo jueves, además de la expulsión de Kristian, podríamos comenzar a conocer a los finalistas de una edición que no va a pasar a la historia en el cuadro de honor del programa.

Las especulaciones sobre el final comenzaban dentro de la casa un poco antes de la expulsión de los Gemelos, cuando el Super les pidió que “pensasen en positivo”. Todos entendieron que esa misma noche las nominaciones no serían tradicionales, y que tendrían mucha importancia de cara al final. Y no se equivocaban. Tan sólo media hora después, una discusión en la Cruz de Cámaras les sacaba de dudas. Dos cámaras hablaban de cuando sería la final, defendiendo uno que quedaban catorce días de juego, y el otro que quedaban 18 (el segundo es el que iba mejor encaminado). Así las cosas, todo apunta a que el guión previsto para la gala del jueves era mucho más interesante (y descarado) de lo inicialmente previsto.

Recapitulemos: el Pelocho tenía que enfrentarse a una contraprestación por la cena con Sonia, una contraprestación que, realmente, era un regalo para convertirlo en ganador. Prácticamente, el programa le regalaba los 300.000 euros a cambio de su cabellera. Pero el concursante, que de estrategia sabe poco, prefirió conservar su pelo, aunque eso le costase la expulsión. Sin embargo, uniendo las piezas, tal vez el premio por su melena era mucho más importante de lo que parecía. Poniéndonos en el lugar de un guionista de esta edición, es prácticamente imposible que fueran a renunciar a las carpetas en la recta final del concurso, y, sabiendo que la última relación estaba a punto de cerrarse, tal vez pensaran provocar una trama alternativa de ahí hasta el final.

Así, y en la casa especulaban con ello, el nuevo look del Pelocho tendría premio: el concursante se convertiría directamente en finalista de la edición, y podría vivir las dos semanas y media de concurso con Sonia en el apartamento (recordemos que la verdadera razón de la salida de Sonia era tratarse el quiste de Bartolino, algo que, una vez solucionado, no le impide volver a la casa). Así, el Pelocho tendría una plaza entre los finalistas, y los otros siete concursantes tendrían que jugarse entre ellos otras cuatro plazas. Tres las elegirían ellos con nominaciones en positivo, y la cuarta sería decidida por el público en la siguiente gala, en la que, además de la salida de los tres últimos expulsados, cada uno de los finalistas escogerían un concursante de vértigo para vivir con él en la casa durante la última semana (de ahí la insistencia de la presentadora en que Argi fuese a la gala del jueves).

Así, la casa volvería a la vida con diez habitantes, y permitiría algunos de los grandes momentos que nos hemos perdido por culpa de la mecánica de la edición (Lorena con, o contra, Anabel; Iván insultando a Anabel; o el retorno triunfal del Susargismo, con posibilidades de batir récord en las votaciones). Estos concursantes de vértigo, junto a los dos menos votados, saldrían de la casa el jueves 13, dejando a los tres finalistas dentro de la casa hasta el martes 18. Pero la decisión de Kristian de autoinmolarse obligó a un cambio de reglas sobre la marcha (como los guionistas no se caracterizan por su capacidad de reacción, tiraron por la calle de en medio con nominaciones tradicionales), provocando un problema de fechas que no se como van a solucionar (mi teoría es que, tras la expulsión de Kristian el jueves, habrá votaciones en positivo para elegir a tres finalistas, a los que la audiencia sumará el cuarto una semana después. Con los cuatro elegidos el día 13, se abrirán teléfonos para la final del 18).

Ni que decir tiene que con esta mecánica nos vamos a perder la fase final más interesante, desde el punto de vista estratégico, desde la de Gran Hermano 7 y el nominator. Tras cobrarse dos piezas de mucho calado, Igor va a por el triplete, y ya ha elegido a su propio Dayron para llevarlo hasta la semifinal. La táctica del balancín, como la llamó Pepe, iría laminando lenta, pero inexorablemente a los Pelochistas, para tener una final totalmente Susargista, una final en la que, probablemente, Igor hiciese campaña por Susana, como forma de completar su venganza. Y es que, lo contaba ayer, el retorno de Igor se parece mucho a la trama de una de las mayores obras de Victor Hugo. Igor es el Conde de Montecristo, dispuesto a vengarse, uno detrás de otro, de todos aquellos que le han criticado dentro de la casa, y responsables finales de su expulsión. Ya ha conseguido acabar con pesos pesados en el concurso como Sonia y los Gemelos, y puede hacer lo propio con Kristian dentro de una semana.

Y es que en los dos últimos días las cosas han cambiado mucho dentro de la casa. El Clan Igor, con cinco miembros, comienza a resquebrajarse en dos grupos, cada vez más enfrentados: por un lado el trío Álvaro- Desi- Susana; y por otro “la extraña pareja”, como ellos mismos se llaman, Igor y Nacho. Es una pena que ésto se acabe ya, porque, una vez descubran el juego de la pareja del billar, es probable que los cuchillos comiencen a volar en todas direcciones, lo que reafirmaría cada vez más una posible victoria del vasco frente a un Pelochismo que se hunde inexorablemente, y un grupo, liderado por Álvaro, demasiado poco cohesionado para la batalla final.

Y en medio de este Juego de Tronos, no es extraño que la nueva prueba semanal esté ambientada en la Edad Media. Los concursantes tendrán que construir, al más puro estilo “Los pilares de la Tierra”, una gran catedral, en la que las vidrieras representen los mejores momentos de la edición (es importante reseñar que la última vidriera debe representar al ganador, con lo que veremos que opinan los concursantes sobre quién se llevará el maletín). De momento, la suerte ha querido que el papel de ocupante del Trono de Hierro sea para Susana, mientras que Raki y Álvaro serán monjes, y el resto, plebeyos. Estaremos pendientes de esta prueba semanal, porque el simbolismo es muy claro, y no creo que pase desapercibido para ellos.

Más cosas. Kristian, con pelo, pero sin maletín, ya es totalmente consciente del error que cometió durante la Gala (eso sí, lo descubrió tras un paso por el confesionario), e intentó enmendar su error prometiendo que se cortará el pelo por una ONG. Eso sí, la promesa le duró más bien poco, pues durante la fiesta medieval (de la que luego hablo) no tuvo ningún problema en decir “Mi pelo es sagrado”, además de afirmar que sólo se lo cortaría por una importante suma de dinero (como decía Groucho Marx: “estos son mis principios, pero si no le gusta, puedo cambiarlos”. Este chico, sin el freno que suponía Sonia, se aleja, cada minuto que pasa, más del maletín, por mucho que el programa intente darle la vuelta a la situación, proponiéndole limpiar su imagen).

Pero aún hay más: anoche el Pelocho confesaba que le había llegado un papel con una dedicatoria de su sobrina. Por aquello de que “se dice el pecado pero no el pecador”, el concursante no soltó prenda de cómo llegó el escrito a la casa, pero a mí solo se me ocurren dos formas: o bien alguien del programa se lo ha pasado, cosa altamente improbable; o bien el encuentro con Sonia dio mucho más de sí de lo que parecía a simple vista. Habrá que revisionar las imágenes para encontrar el momento en que desliza el papel en las manos o la ropa del Pelocho (ya sabéis que es una violación de las normas y del aislamiento, pero ya da igual).

Y para terminar de rematarse a sí mismo, Kristian soltaba anoche al oído de Susana que hiciese caso a Gonzalo (el gemelo se despidió diciéndole que había un falso en la calle), e intentando malmeter entre la de Murcia e Igor. Así las cosas, Argi también lanzaba su propia palada sobre el Pelocho a través de Twitter, y lo hacía con un mensaje que no deja lugar a interpretaciones: “Si Igor abandona la casa, solo lo veré y votaré en la final, para ver como Su gana el programa”.

Termino con el exterior hablando de los Montoya. Según se rumorea por los pasillos de Telecinco, a Carlos Montoya ya le han propuesto lo que pretenden casi todos los que han pasado por esa casa durante esta edición: ser tronista de MYHYV (el programa está en mínimos históricos y Telecinco ya ha advertido a la productora de que, o remontan las audiencias, o el programa de tronistas tiene los días contados en la cadena).

Y dentro de la casa, mucho billar, muchas siestas, y poco contenido. Lo más destacado del jueves que Desi puso una lavadora a cuarenta grados con toda la ropa de sus compañeros, y poniendo en peligro las prendas. Por suerte, la sangre no llegó al río, ya que Susana, rauda y veloz, cambió el programa antes de que se produjese la catástrofe. Eso sí, Desi se mostró totalmente indiferente a lo que sucediese con la ropa.

La noche del viernes comenzaba con fiesta medieval, una fiesta en la que, al más puro estilo del medievo, comieron un gran banquete con cochinillo y mucha bebida (mucha, mucha, mucha). Tras la salida de los Gemelos el programa ha considerado que ya no es necesaria la restricción impuesta tras el espectáculo de las patadas al puff, y anoche casi todos los concursantes acabaron con una melopea encima de mucha consideración. Mucho vino durante la cena, y las tradicionales botellas, esta vez bastante más numerosas, desinhibieron por completo a los concursantes, si bien, tampoco pasó demasiado entre ellos.

En cuanto a las audiencias, el jueves Gran Hermano no notó la ausencia de Cuéntame y volvió a marcar menos de dos millones y medio de espectadores, con un share ligeramente por encima del 18%. Eso sí, a pesar de liderar la noche, fue tercera opción del prime time por detrás de Chicote y la miniserie sobre Eva Perón de TVE. En honor a la verdad hay que decir que, a diferencia de lo habitual, esta cifra no está maquillada con un previo de hora y media, e incluye la media de la gala completa, por lo que, al menos en share, el comportamiento del programa fue algo mejor que el lunes, aunque muy lejos de lo esperado en una noche en que Kristian se reencontró con Sonia y fueron expulsados los gemelos. La casa en directo siguió la misma tónica: algo más de un 19%, y unos 700.000 espectadores.

 

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