Sólo con la llegada del macroproyecto pueden cumplirse las previsiones del Ministro

El pasado jueves se presentaba el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013, y lo hacía Montoro en una rueda de prensa en la que presentaba un escenario mucho más que optimista para el año que viene: caída del 0,6% cuando todos los expertos hablan de un 1,2% de la economía;  bajada de la tasa de paro, si bien a costa de la reducción de la población activa; e incremento de la recaudación a pesar de que el 90% del PIB se destinará a pagar deuda.

Sin embargo esta cuadratura del círculo sí tiene explicación posible: la llegada de Eurovegas. Sólo así se entienden las cifras que maneja el Gobierno en sus Presupuestos para 2013. Y es que el macroproyecto provocará una inyección económica que dinamizará considerablemente la economía, sobre todo, de Madrid, posible explicación de la caída de más de mil millones en las transferencias que recibirá la Comunidad el año que viene.

La caída de la población activa solo puede explicarse de tres formas, y ninguna es buena: o bien el Gobierno espera una salida masiva de emigrantes que reduzca el número de personas en edad de trabajar; o bien ya dan por hecha la salida de Cataluña, y la reducción en tres millones de personas de la población española. La tercera opción es mucho peor: esperan una mortalidad masiva provocada por la dificultad de los ciudadanos para sobrevivir.

No obstante, los Presupuestos son muy optimistas sobre la recaudación, a pesar de que el gasto público sólo cae un 0,7%. El Gobierno espera recaudar más de 4.000 millones más de euros, y eso sin subidas significativas de impuestos, salvo el nuevo impuesto sobre los sorteos, un escenario que sólo puede entenderse con la llegada de Adelson.

Más pruebas de que el desembarco de Europa Vegas es inminente hay que encontrarlas en la batería de 43 leyes para dinamizar la economía que acompañaban a la presentación de los Presupuestos: una modificación de la Ley de Haciendas Locales que permitirá a los Ayuntamientos perdonar hasta el 95% del IBI y el IAE a las empresas, siempre que haya razones culturales, económicas o sociales especiales; y una sorprendente desgravación en la declaración de la Renta del dinero perdido en casinos y apuestas on–line dan idea del cambio que producirá el proyecto cuando esté en marcha.

Y es que, aunque aún faltan más de tres años para que el complejo abra sus puertas, la estrategia para meter el gusanillo del juego a los ciudadanos ya ha comenzado: desde hace unos meses proliferan los programas de casinos y póker en televisión intentando vender una imagen mucho más amable del juego que la que se ha ven di do durante los últimos años.

Así los Presupuestos se encomiendan por completo al proyecto, convirtiéndolo en la única forma que tiene España de salir de la crisis, lo que convierte a la economía del país en totalmente dependiente de la viabilidad del complejo por el que luchan Torrejón y Alcorcón, ya que, si la primera fase no consigue los objetivos esperados, no se construirán las dos siguientes dejan do a España en una situación de total y absoluta inviabilidad en un contexto económico internacional.