La no aprobación del Plan de Ajuste ha puesto las finanzas ripenses en una situación límite

El verano, a priori, es un periodo de reducción de la intensidad informativa: los políticos se van de vacaciones, los vecinos también y las ciudades entran en una especie de letargo del que despiertan en septiembre. Sin embargo, este año no será así: los seis municipios grandes de la Zona Este tienen asuntos muy serios entre manos que harán que este verano sea muy caliente.

En Rivas la situación es también límite, y es que la no aprobación por parte del Ministerio de Hacienda del Plan de Ajuste presentado por el consistorio complica, y mucho, la vida económica de Rivas. La primera consecuencia, que ya se ha ejecutado, ha sido el bloqueo de todas las transferencias, tanto del Estado como de la Comunidad a la localidad, lo que ha provocado que el Gobierno Local tomase una medida tan sorprendente como desesperada: el recorte de las nóminas de los trabajadores municipales en un 30% de un día para otro.

Lo cierto es que la cosa no va a mejorar, hasta que el Estado considere saldada la deuda del consistorio con los proveedores, con lo que los recortes continuarán, probablemente de modos mucho más drásticos. La remunicipalización de Bicinrivas es una prueba de ello.

Pero en medio de la marabunta, los gestores de la localidad conseguían hace unos días un auténtico triunfo que mantendrá la tranquilidad en las calles, al menos, hasta que descubran la letra pequeña: la firma de un nuevo convenio entre los trabajadores de Rivamadrid y el Consistorio por el que, literalmente: “la situación laboral de los funcionarios pasa a ser la misma que la de los contratados”. Así las cosas, Rivas tendrá también un otoño caliente, pero el verano no lo será tanto.