10
Abr
2021
Crean un índice para clasificar a los pacientes que acuden a Urgencias Imprimir
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Foto cedida por CAMEs un trabajo coordinado por el Gregorio Marañón

Investigadores de distintos hospitales de España han llevado a cabo un estudio para desarrollar una herramienta que permita determinar el pronóstico de los pacientes con Covid-19 que acuden a los servicios de urgencias. Este índice predictivo permitirá a los médicos tomar decisiones clínicas de una forma fácil y rápida, basadas en la posible evolución de enfermo y su riesgo de fallecer. La COVID-19 tiene un curso muy variable desde la enfermedad asintomática en un extremo, al desarrollo de complicaciones potencialmente mortales como el distrés respiratorio en el otro. El principal factor que determina el pronóstico en la COVID-19 es la edad. Otros factores que influyen son el sexo, la presencia o no de enfermedades subyacentes y diferentes alteraciones en las pruebas de laboratorio o estudios radiológicos. Todo esto son estadísticas orientadoras, pero no resulta fácil establecer el pronóstico de manera precisa cuando se presta asistencia a una persona con COVID-19.

En medicina, es muy común el uso de lo que se conoce como índices predictivos pronósticos, o índices pronósticos “a secas”, para estimar con precisión la probabilidad de que ocurra un evento específico, como una complicación grave o la muerte, para ayudar a los médicos a tomar decisiones bien fundamentadas.

En este trabajo coordinado por el Hospital Gregorio Marañón en colaboración con el Hospital Universitario La Paz, los investigadores identificaron que solo 7 variables son necesarias para determinar con precisión el pronóstico de los pacientes: la edad, el sexo, la dificultad para respirar; y algunos parámetros de la sangre como la saturación de oxígeno, la cifra de dos tipos de leucocitos (neutrófilos y linfocitos) y la concentración de creatinina. Con estas variables se pudo confeccionar un índice de 0 a 30 puntos que permite clasificar a los pacientes por el riesgo de mortalidad a 30 días de manera que una puntuación menor o igual a 2 indicaría un riesgo de mortalidad bajo (0-2,1%), entre 3 y 5 el riesgo sería moderado (4,7-6,3%), entre 6 y 8 el riesgo sería alto (10,6-19,5%) y entre 9-30 el riesgo sería muy alto (27,7%-100%).

Los investigadores consideran que el poder disponer de un índice predictivo pronóstico de alta calidad es esencial para mejorar la asistencia de los pacientes con COVID-19. El desarrollo y validación del índice COVID-19/SEIMC permite clasificar a los pacientes con COVID-19 atendidos en servicios de urgencias hospitalarias en diferentes categorías de riesgo de mortalidad: bajo, intermedio, alto y muy alto.

Por ejemplo, los pacientes de bajo riesgo (0-2 puntos) pueden ser atendidos de manera ambulatoria, mientras que los pacientes con riesgo alto (6-8) o muy alto (9-30) deben ser ingresados en el hospital o en unidades de críticos. Los pacientes en una categoría de riesgo moderado (3-5) podrían permanecer en unidades de observación o en hospitales para pacientes de menor complejidad.

El índice COVID-19/SEIMC se desarrolló con los datos del estudio COVID-19@Spain, que incluyó a 4.035 pacientes consecutivos con COVID-19 ingresados en 127 hospitales distribuidos por todas las regiones de España durante la primera oleada de la pandemia.

Esta herramienta la ha desarrollado un equipo multidisciplinar de especialistas en enfermedades infecciosas, epidemiólogos y expertos en estadística biomédica siguiendo las recomendaciones internacionales para el desarrollo de modelos predictivos pronósticos. Excepto otro índice creado en Reino Unido, es el primero de estas características en el mundo y puede facilitar y agilizar la atención a pacientes Covid-19 en los servicios de urgencias, especialmente en momento de presión asistencial significativa.

Para su desarrollo se exploraron un total de 17 variables diferentes que habían demostrado tener importancia pronóstica en el estudio COVID-19@Spain. El índice se validó con posterioridad utilizando los datos de la cohorte COVID@HULP, incluyendo los primeros 2.000 pacientes hospitalizados durante la primera ola de la pandemia en el Hospital Universitario La Paz de Madrid.

El Comité Científico del proyecto está integrado por investigadores clínicos de varios hospitales españoles como el Hospital Gregorio Marañón, el Hospital La Paz y el Hospital Infanta Leonor de Madrid; los Hospitales Virgen Macarena y Virgen del Rocío de Sevilla y el Hospital de Bellvitge en Barcelona. El comité cuenta además con investigadores del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y de la Fundación SEIMC-GeSIDA. El artículo ya está publicado en la prestigiosa revista científica Thorax.

El impacto de la crisis del COVID-19 en la salud mental de las personas mayores es indiscutible. El aislamiento inicial, las limitaciones en las visitas de familiares o las propias salidas del centro y la imposibilidad de continuar con unos hábitos saludables enfocados al envejecimiento activo han puesto en jaque su equilibrio psicológico y emocional. Por eso, con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra hoy, 7 de abril, ORPEA advierte de la importancia de cuidar la salud mental y psicológica de las personas mayores.

En los centros ORPEA esta es una máxima. Así lo explica la directora Sanitaria de ORPEA, Victoria Pérez: “En las residencias ORPEA, la atención a los mayores es holística, por lo que el aspecto mental y emocional juegan un papel tan importante como el físico. Solo así conseguimos un cuidado integral de su salud y un mayor bienestar”.

No obstante, en el contexto actual, es preciso prestar mayor atención a la salud psicológica de los mayores porque, como los expertos reconocen, durante este tiempo de pandemia, han aumentado los casos de insomnio, angustia y ansiedad en las personas mayores. Por ello, los profesionales de ORPEA están muy atentos a posibles síntomas que puedan surgir, para evitar la aparición de depresión y prevenir complicaciones cognitivas y funcionales en los residentes. “Además, hemos reforzado la atención psicológica y mental para dar una atención precoz y adecuada a aquellas personas que pudieran necesitar apoyo”, indica la doctora Pérez.

Pero en el día a día, lo más importante es trabajar las emociones positivas a través del ejercicio físico, las actividades lúdicas y terapias, e incluso la alimentación.

Medidas para reforzar la salud psicológica de los mayores

La salud psicológica influye en la calidad de vida de las personas mayores. Y así lo está mostrando esta pandemia. Por eso, para contrarrestar el desánimo, en los centros ORPEA se fomentan actividades y terapias que refuerzan el bienestar mental y emocional de los residentes.

·         Ejercicio físico. Practicar ejercicio físico de manera regular aporta beneficios físicos y psíquicos porque favorece la liberación de endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad. Estas sustancias químicas que genera el cerebro cuando realizamos actividad física de manera constante ayudan a regular los niveles de estrés y de ansiedad. Por tanto, incluir actividades físicas en las rutinas de las personas mejora su humor. En ORPEA apuestan por la gerontogimnasia, que son programas de ejercicios dirigidos y adaptados a las necesidades de los residentes, en la que se trabaja la fuerza, la propiocepción, la estabilidad, el equilibrio, etc.¡

 Fisioterapia y terapia ocupación. Estas terapias promueven el trabajo físico y cognitivo y mejoran la autonomía de las personas mayores en las actividades de la vida diaria (subir las escaleras, abrocharse la camisa, peinarse, asearse sin ayuda…). Los movimientos y ejercicio dirigidos potencian las habilidades y destrezas, lo que redunda en una mejoría física, pero también en la autoestima. Se sienten menos dependientes y mejor con ellos mismos.

 Actividades recreativas y lúdicas. Estas actividades tienen como objetivo disfrutar y entretenerse, pero también son otra forma de terapia, porque potencian la socialización e integración al grupo, lo que previene el aislamiento y la sensación de soledad no deseada.

 Dieta sana y equilibrada. La alimentación también es un factor muy importante para la regulación del estado de ánimo, ya que la calidad nutritiva de los alimentos contribuye de manera positiva a la salud mental. Vitaminas como la B, C y E, ácidos grasos como los Omega 3, o minerales como el zinc o el hierro, son esenciales para la salud. Por ello, en ORPEA los menús son diseñados por médicos y nutricionistas, que conocen los requerimientos nutricionales de los residentes, y son elaborados y adaptados por expertos cocineros.

 Visitas de los familiares y, en su defecto, videollamadas o videoconferencias. Los vínculos afectivos con los familiares son fundamentales para el bienestar emocional y psicológico de las personas mayores. Y si no es posible que las visitas se realicen de manera presencial, hay que poner a disposición de los mayores otras opciones tecnológicas que le permiten ver y comunicarse con sus seres queridos.

Todas estas actividades y alternativas terapéuticas favorecen la salud mental y psicológica de las personas mayores que viven en las residencias ORPEA, “pero el apoyo psicológico profesional siempre debe estar presente para trabajar la prevención”, indica la directora Sanitaria de ORPEA.

El párkinson es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente, tras el alzhéimer. Se estima que, en España, más de 150.000 personas la padecen. Además, el factor de riesgo más importante es la edad. De tal manera que un 2% de las personas mayores de 65 años y un 4% de los mayores de 85 padecen párkinson en nuestro país.

Los síntomas más característicos de esta patología son motores (temblores, rigidez, lentitud de movimientos e inestabilidad postural…), aunque también pueden manifestarse trastornos cognitivos alteraciones sensitivas o del sueño, disfagia (dificultada para tragar) o estreñimiento. Por tanto, en estos pacientes, se requiere un abordaje terapéutico multidisciplinar y regular que permita una atención eficaz enfocada a retrasar la evolución de la enfermedad y mantener su autonomía y calidad de vida el mayor tiempo posible. En este sentido, las residencias ORPEA cuentan con equipos de profesionales multidisciplinares, especializados en geriatría, que atienden las necesidades sanitarias y sociales de los pacientes con párkinson.

“El tratamiento farmacológico es imprescindible, pero estas personas también requieren de una atención continuada con fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, psicólogo, en función de las afecciones que presente, y en nuestros centros contamos con estos profesionales, así como con terapias innovadoras y actividades eficaces enfocadas a su cuidado y bienestar”, explica Silvia Lores, coordinadora médico de Residencias ORPEA

Según esta doctora, el principal objetivo que se plantean en los residentes con párkinson es mantener su autonomía y retrasar la evolución de la enfermedad. Para ello, se emplean terapias no farmacológicas basadas en la actividad física, la estimulación cognitiva y la atención psicológica y emocional. “Es importante que se sientan `capaces de hacer’ para estar mejor con ellos mismos y mejorar su autoestima. Así se evita el círculo vicioso de la incapacidad. Para nosotros es muy importante trabajar todos los aspectos, tanto físicos como psicológicos, porque vemos que tienen resultados muy beneficiosos. Y en los centros contamos con una variedad importante de terapias que pueden elegir y que se adaptan a sus necesidades y preferencias”, constata a doctora Lores.

Precisamente, estas preferencias de los residentes favorecen su participación y adherencia a los talleres y terapias, por lo que es crucial que los profesionales de los centros conozcan bien la historia de vida de los mayores. En el caso de Genaro García, residente de ORPEA Madrid Carabanchel y paciente de párkinson, los talleres de gerontogimnasia, de música y baile son sus mejores terapias

Genaro tiene 79 años y le diagnosticaron enfermedad de Parkinson hace más de diez años, pero sospecha que la patología apareció algunos antes. Su principal afectación es motora, aunque se queja de que algunas noches no descansa bien. Se mudó a ORPEA hace más de tres años. Decidió que “ya no era buena idea vivir solo en casa. Necesitaba ayuda de manera más constante y pensé que en un centro con servicios especializados estaría más cómodo”, explica.

Según Blanca Díaz, terapeuta ocupacional de ORPEA Madrid Carabanchel, Genaro es una persona muy constante. “Se toma muy en serio su asistencia a gerontogimnasia y a otro taller de prevención de caídas al que se ha apuntado. Y esto es muy importante para conseguir buenos resultados y mantener su autonomía”.

Genaro es consciente de estos beneficios, por eso procura no perderse la cita. “Hay que tener mucha voluntad e insistir. Quiero ser lo más independiente posible y hacer las cosas sin ayuda. Por eso, me esfuerzo y voy al gimnasio. Además, me ayuda a estar más animado. Los días que me levanto peor y asisto a gimnasia, salgo de la sesión y me encuentro mejor”.

En las sesiones de gerontogimnasia, a las que acude los lunes, miércoles y viernes, Genaro trabaja para mejorar muchos de los síntomas que le afectan en su día a día. A través de estiramientos y movilizaciones dirigidas, consigue mejorar su rigidez, temblores, coordinación y equilibrio y reducir el dolor.

Genaro también da mucha importancia a conocer la enfermedad. “Leo y me mantengo informado sobre la enfermedad. Eso me ayuda a conocer y reconocer su sintomatología y a saber gestionarla, además, influye positivamente en mi estado de ánimo”.

Desde su propia experiencia, Genaro recomienda a otros pacientes con párkinson “que estén tranquilos, que se tomen su medicación, que aprendan a convivir con la enfermedad y se esfuercen por mantenerse bien”. Y, sobre todo, “aprovechad los momentos en los que os encontráis bien para hacer todo aquello que os gusta hacer”.