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01
Abr
2021
El 90% de los niños con TEA tienen desórdenes alimentarios PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por Ayuntamiento de ArgandaHoy se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo

Se estima que el 90 % de los niños con autismo presentan desórdenes alimenticios, lo que supone una preocupación constante de los padres que no comprenden por qué sucede ni cómo deben actuar. Por eso en el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), quiere recordar que el logopeda puede ayudar a una correcta alimentación de los niños con autismo que presentan estos problemas. Así lo explica Laura Castro, logopeda y vocal del CPLCM: “Aunque la intervención del logopeda en niños con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) suele relacionarse con las dificultades en la comunicación y el lenguaje y en el área social, nuestra función es clave para corregir los trastornos de la alimentación que sufren estas personas”.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un conjunto de alteración del sistema nervioso central que afectan al desarrollo desde la infancia y que están presentes durante toda la vida. Aunque cada persona con TEA es diferente a otra, en general, comparten características clínicas comunes como alteraciones en las áreas de la relación social, la comunicación y la actividad (comportamiento). Es en esta área de la actividad o comportamiento donde se pueden situar los trastornos de la alimentación.

“En la alimentación sus intereses están muy restringidos, toleran muy mal los cambios, pueden tener conductas muy repetitivas como consecuencia de la necesidad de autorregularse (aleteo, caminar de un lado hacia otro, porque les relaja y necesitan hacerlo para sentirse bien), reaccionan de una forma atípica a los estímulos sensoriales. Y todo ello les influye a la hora de alimentarse”, refiere Laura Castro.

Los desórdenes alimentarios pueden aparecer en los niños con TEA como consecuencia de alteraciones sensoriales (hipo e hipersensibilidad) e hiperselectividad, problemas de conducta y otras cuestiones médicas, como intolerancias, alergias, alteraciones gastrointestinales y digestivas, etc. Las alteraciones sensoriales suelen ser las más habituales y pueden producirse por hiper o hiposensibilidad. Los niños con TEA comen con los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). “Aunque el olfato y el gusto suelen ser los dos sentidos más relacionados con la acción de comer, a ellos les influyen todos. El interés por la comida, en su caso, no solo se disputa porque le guste cómo huele o sabe, sino que también le afecta el sonido al masticar (por ejemplo, un crujido puede producirle repudio); el tipo de textura (especial rechazo a cambiar de textura), o que los alimentos no estén cortados como le gusta, situados y ordenados como acostumbran a verlos, etc.”, indica esta logopeda.

En lo que respecta a la hipersensibilidad, pueden ser muy selectivos con lo que comen. De hecho, en muchos casos, solo comen un alimento o un grupo de alimentos, texturas determinadas, incluso marcas concretas. Por otra parte, las alteraciones en la alimentación en los niños con TEA también pueden darse por problemas de conducta. Pueden tener dificultad para permanecer sentados, obsesión por tiran las cosas que hay en la mesa… y todo ello puede afectar a su correcta alimentación.

También existen otras cuestiones médicas, ya que estos niños, como cualquiera, pueden padecer alergias, intolerancias, problemas gástricos y digestivos (estreñimiento, diarrea, gases) que le afecten en la alimentación. En algunas ocasiones, estas alteraciones están provocadas por su forma de alimentación, por ejemplo si no toman frutas o verduras porque no les gusta la textura pueden tener más problemas de estreñimiento.

El logopeda tiene que conocer todas las circunstancias que interfieren en la correcta alimentación de los niños con TEA, pero su labor en esta área se centra, sobre todo, en moldear y corregir las alteraciones sensoriales y la hiperselectividad a la hora de comer. Como consecuencia de alteraciones sensoriales e hiperselectividad, estos niños podrían negarse a pasar de tomar alimentos líquidos a sólidos por lo que el proceso de masticación no se realizará correctamente. “No saben morder, y esto afecta a la motricidad orofacial, es decir, al desarrollo de los músculos. En estos casos, los músculos de la boca no tienen ni la fuerza ni el tono ni la movilidad adecuada para comer; además, existe la posibilidad de que se vea afectada el habla, ya que los músculos no se han ejercitado adecuadamente. Y esta función es la que se trabaja desde la logopedia”.

En concreto, el logopeda ayudar al niño a pasar de alimentos líquidos a sólidos, para que puedan desarrollar bien la masticación. Pero también interviene para corregir cuando los niños comen rápido y de forma compulsiva, porque en estos casos no mastican bien los alimentos y puede derivar en otros problemas digestivos y gastrointestinales.

Según Laura Castro, la intervención del logopeda para que los niños con autismo empiecen a comer alimentos sólidos es lenta y complicada: “Estos niños no tienen problemas de nutrición, pero el inconveniente es que no desarrollan el tono muscular orofacial, no manejan correctamente la mandíbula, no saben pasar el bolo alimenticio de un lado al otro de la mandíbula. Y estos problemas de musculación podrían provocar babeo, quedarse con la boca ligeramente abierta con frecuencia, mala capacidad para realizar el acto de morder y masticar o, incluso podría afectar a la forma de pronunciar”.

Por tanto, para conseguir resultados, el logopeda tiene que conocer bien la alteración que produce el TEA y tener una postura firme en la intervención, pero siempre mostrarse cariñosa. Además asesora a los padres para que conozcan cómo trabajar este aspecto en casa con los niños y poder conseguir poco a poco que tengan una mejor calidad de vida.

 

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