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31
Dic
2020
Ayuso pronuncia su mensaje navideño más político junto al Monumento a la Libertad de Móstoles PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por CAMLa presidenta carga contra la “politización” de la Cañada Real y los MENAs y se acuerda de los autónomos

Normalmente, el discurso de fin de año suele ser un mensaje de paz en una noche especial, pero Ayuso le cambió por completo el sentido aprovechando el que cerraba 2020 para cargar contra sus rivales políticos. La presidenta, desde el Monumento a la Libertad de un Móstoles que ha sido, junto al resto de ciudades del sur, epicentro de la crisis, pedía que no se politizase la situación de la Cañada Real ni los MENAs; criticaba al Gobierno que convertía sus iniciativas “en objeto de burlas para copiarlas punto por punto meses después”; y recordaba a los autónomos que “acumulan facturas y promesas sin cumplir”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha deseado que el 2021 sea “el año del trabajo y la esperanza, en el que juntos haremos lo imposible para recuperar la prosperidad que teníamos antes de la pandemia, para seguir viviendo abierta y libremente”. “Nuestras esperanzas están puestas en los meses a partir de la primavera del nuevo año, y sabremos estar a la altura. Hasta entonces, seamos aún prudentes y sigamos luchando”, ha lanzado la presidenta desde Móstoles, municipio elegido para pronunciar su último mensaje de 2020.

En concreto, la jefa del Ejecutivo autonómico ha optado para sus palabras de Fin de Año el Monumento a la Libertad como escenario, un conjunto escultórico que fue inaugurado por sus majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, y que, en su opinión, representa los cuatro principios de la libertad ciudadana, “lo que garantiza nuestra estabilidad y seguridad”. Se trata, ha recordado la presidenta, de la “Igualdad, la Democracia, la Justicia y la Convivencia”.

Díaz Ayuso ha definido el año que acaba como el del “dolor y la incertidumbre, en el que hemos luchado por la vida y la libertad”, y, en este sentido, ha querido compartir la experiencia de ser presidenta de una Comunidad “con más de seis millones de almas en un momento de la historia como este” confesando que “es una permanente lección de humildad, un reto y una ilusión que no decae si se tiene verdadera vocación de servicio público”. “Porque no se trata de acaparar poder y rehuir de las responsabilidades que ese poder conlleva. Trabajamos para los ciudadanos y no al revés”, ha aseverado.

“En la Comunidad de Madrid queremos gobernar con la menor intromisión posible en las vidas de nuestros gobernados, confiando en su criterio, en la colaboración público-privada”, ha añadido la presidenta madrileña, para destacar que, no obstante, no van “a desertar de sus obligaciones, ni dejar de dar la cara nunca”.

Por eso, ha continuado Díaz Ayuso, “Madrid ha sido la primera en reaccionar ante la pandemia, con numerosas iniciativas que fueron criticadas y objeto de burlas, para, a los pocos meses, quizá cuando ya era tarde para otros, copiarlas punto por punto”.

De cara al 2021, la presidenta ha señalado que su Gobierno planea que Madrid “se convierta en la capital del español en Europa, porque la lengua española es el puente que nos une con 600 millones de hablantes, y es nuestro más valioso patrimonio”. En su opinión, la cultura “hecha en español nos pertenece a todos y debemos difundirla y protegerla”. Así, ha asegurado que la Comunidad se ha convertido en el centro español de las artes y del mundo del espectáculo, con creciente número de productoras audiovisuales que vienen a establecer aquí su sede.

“La Comunidad de Madrid es hoy sinónimo de libertad, servicios públicos, impuestos relativamente bajos, seguridad jurídica, vocación española, europea e hispanoamericana, innovación, creatividad, patrimonio histórico, artístico y natural, de excelencia educativa”, ha concluido.



MENSAJE DE FIN DE AÑO DE LA PRESIDENTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID, ISABEL DÍAZ AYUSO

31 de diciembre de 2020

Buenas noches desde el monumento a la Libertad, en Móstoles, la segunda ciudad más poblada de la Comunidad de Madrid. El conjunto escultórico que tengo detrás de mí -y que fue inaugurado por sus majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía- representa los cuatro principios de la libertad ciudadana, lo que garantiza nuestra estabilidad y seguridad. Son: la Igualdad, la Democracia, la Justicia y la Convivencia. Este año que acaba ha sido el del dolor y la incertidumbre, el año en que hemos luchado por la vida y la libertad.

El 2021 esperamos que sea el año del trabajo y la esperanza, en el que juntos haremos lo imposible para recuperar la prosperidad que teníamos antes de la pandemia, para seguir viviendo abierta y libremente. Nuestras esperanzas están puestas en los meses a partir de la primavera del nuevo año, y sabremos estar a la altura. Hasta entonces, seamos aún prudentes y sigamos luchando.

Hoy pienso especialmente en los que estarán cenando solos, o junto al hueco que ha dejado un ser querido, imposible de llenar; en nuestros abuelos y padres que ya no están. En los que acaban de cerrar su negocio de toda una vida, en los que dudan si podrán seguir subiendo la persiana del suyo cada mañana; en los autónomos, que afrontan subidas de cuotas mientras acumulan facturas y promesas sin cumplir al tiempo que hacen malabares para atender a sus clientes; en los menores de 25 años, que sufren niveles de paro cercanos al 40%.

Y, sí, me preocupan la Cañada Real, o los menores no acompañados, pero no para instrumentalizarlos políticamente, sino que me preocupa el problema en su integridad: las vidas en juego, la pobreza, la educación, los delitos, los ciudadanos afectados dentro y fuera.

Porque, si algo hemos aprendido este año, es lo que vale una vida humana hasta sus últimos momentos, a preservar su dignidad incluso tras la muerte: por eso nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad acompañaron a nuestros muertos, en nombre de sus familiares, como ocurrió en el Palacio de Hielo de Madrid y el de Majadahonda, durante las peores noches de la pandemia.

Hemos aprendido el valor de los héroes, que usan batas, fonendos, pizarras, escobas, palés de mercancías, o cajas registradoras. Que los hay de cualquier edad y condición. En el homenaje a los héroes del 2 de mayo, recordé a Tomás y María del Carmen, matrimonio de farmacéuticos de Leganés, novios desde la facultad, que no quisieron abandonar a sus clientes, y fallecieron, víctimas del coronavirus, con tres días de diferencia.

O a José María, taxista de Alcorcón, que llevaba gratis a sus clientes al Ramón y Cajal, y a quien los sanitarios rindieron un homenaje e hicieron regalos. Las historias son incontables, desde los alcaldes de los pueblos pequeños, como el de Garganta de Montes, Juan Carlos Carretero, o Eduardo Burgos, alcalde de Torrelaguna, que supieron asistir personalmente a sus conciudadanos, con cariño, entrega e imaginación...

Para cada uno de nosotros los actos cotidianos se han revelado en toda su importancia esencial para que la vida entera sea posible, y ya nadie podrá mirar igual a reponedores, transportistas, cajeros, taxistas, conductores de Metro y autobuses, empleados de funerarias, limpiadores...

Por primera vez se le ha puesto a un hospital, el Zendal, el nombre de una enfermera. Hoy más que nunca sabemos valorar el trabajo de los maestros y profesores, de los directores de colegios e institutos, la labor de las universidades, y a los artistas. Ahora entendemos mejor lo impagable de tener un cuerpo de funcionarios que mantenga las instituciones en marcha. Todos nos han dado una lección de humanidad. Especialmente los niños, con su valentía y su aprender a vivir en mitad de la dificultad. Si ya se lo debíamos todo por ser niños, ahora además les debemos admiración.

Permítanme que comparta con ustedes la experiencia de ser presidenta de una Comunidad con más de seis millones de almas en un momento de la historia como este: es una permanente lección de humildad, un reto y una ilusión que no decae si se tiene verdadera vocación de servicio público. Porque no se trata de acaparar poder y rehuir de las responsabilidades que ese poder conlleva. Trabajamos para los ciudadanos y no al revés.

En la Comunidad de Madrid queremos gobernar con la menor intromisión posible en las vidas de nuestros gobernados, confiando en su criterio, en la colaboración público-privada. Pero no vamos a desertar de nuestras obligaciones, ni vamos a dejar de dar la cara nunca. Por eso Madrid ha sido la primera en reaccionar ante la pandemia, con numerosas iniciativas que fueron criticadas y objeto de burlas, para, a los pocos meses, quizá cuando ya era tarde para otros, copiarlas punto por punto.

Madrid fue la primera en cerrar, la que primero presentó un plan educativo -que ha sido, además, un éxito-, la primera en abrir un hospital de emergencias en tiempo récord, la primera en colaborar con el Gobierno central, pero también la que ha sido crítica cuando no se ha defendido la Constitución española, que se ha querido cambiar por la puerta de atrás.

Desde que en 1983 nace humildemente la Comunidad de Madrid, sin ser la primera economía de España, ni la más dinámica o creativa entonces, hemos marcado hitos en construcción de hospitales (12 más ahora el Zendal), en crecimiento económico (con el PIB más alto del país), en atracción de la inversión extranjera (más del 80%), en crecimiento y transformación del turismo de calidad, en declaración de zonas protegidas (el 50% de nuestro territorio lo está), en reducción del paro, de la economía sumergida (tenemos el porcentaje más bajo del país), en alcanzar la mayor libertad y calidad educativa, o en promover el transporte público. Aquí tenemos el caso del metro, clave para el desarrollo de la región, la igualdad de oportunidades, la distribución de la riqueza, y motor económico y de libertad.

Es paradigmático: de tener 100 km en 1983, hemos casi triplicado hasta los 294 km y 330 estaciones en la actualidad, y nuestro Gobierno tiene proyectadas las ampliaciones de la línea 3 para que llegue a Metrosur, y de la línea 11, que conectará los barrios del sur con los intercambiadores más importantes.

Este año hemos impulsado la Ley de garantía de la unidad de mercado, con la que hacemos España: reconocerá licencias y titulaciones de cualquier rincón del país, permitiendo que los empresarios que vengan a Madrid desde otras regiones lo hagan con total libertad y respaldo administrativo. Presentaremos próximamente la llegada de la fibra óptica a todos los municipios rurales, y así mantendremos el objetivo de que Madrid sea la Comunidad mejor digitalizada de Europa; han comenzado las obras del proyecto Arco Verde, un anillo completo de fauna y vegetación de 200 kilómetros que conectará 26 municipios para disfrutar de la Naturaleza y conectar, por ejemplo, el el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama con Alcobendas, Majadahonda, Fuenlabrada o San Fernando de Henares.

El nuevo Programa de Inversión Regional nos permitirá realizar importantes inversiones en los municipios de toda la región en los próximos 5 años, y además, el proyecto más ambicioso del sur de Europa en los próximos años cogerá gran velocidad: Madrid Nuevo Norte.

Madrid es, para todos, la región a la que venir a estudiar o a buscar una segunda oportunidad, incluso la libertad perdida. Planeamos que este año Madrid se convierta en la capital del español en Europa, porque la lengua española es el puente que nos une con 600 millones de hablantes, y es nuestro más valioso patrimonio. La cultura hecha en español nos pertenece a todos y debemos difundirla y protegerla.

Nuestra comunidad se ha convertido en el centro español de las artes y del mundo del espectáculo, con creciente número de productoras audiovisuales que vienen a establecer aquí su sede. La Comunidad de Madrid es hoy sinónimo de libertad, servicios públicos, impuestos relativamente bajos, seguridad jurídica, vocación española, europea e hispanoamericana, innovación, creatividad, patrimonio histórico, artístico y natural, de excelencia educativa. De esto podemos estar orgullosos todos.

Este año, la visión de las calles vacías de Fuenlabrada, Alcalá de Henares, Leganés, Getafe, Alcorcón, Torrejón, Parla, Alcobendas, Las Rozas o Madrid capital, nos ha hecho pensar que todo estaba en peligro, hemos descubierto lo vulnerables pero también lo fuertes que podemos llegar a ser como personas. Un vallecano de 72 años, don Nicanor, ha sido el primero en vacunarse estos días. Este será el año de la esperanza. Madrid seguirá a la cabeza, y sobre todo estará al servicio de España, será el motor de nuestra economía; seguiremos siendo una Comunidad solidaria, la que más aporta al fondo de financiación de las Comunidades autónomas, la segunda casa de todos y la primera en la lucha por la Constitución y la libertad.

En el monumento que tengo a mis espaldas, el monumento a la libertad, se leen estas palabras: "No hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente como los españoles". Desde Móstoles, desde este sur de Madrid, leal, valiente y luchador, ejemplar este año como lo ha sido toda su historia, mis mejores deseos para el nuevo año a cada uno de los que compartimos esta región que tanto nos gusta. Feliz Año Nuevo.

 

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