12
Jul
2012
Javier Bello tendrá un gobierno fuerte, pero condicionado Imprimir
Lente de Aumento - Análisis
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UPyD equilibra en Alcalá su balanza nacional, tras entregar el poder al PSOE en Asturias

Ayer la gran incógnita de la gobernabilidad en Alcalá se resolvía, y lo hacía de la mejor forma posible para los vecinos de la localidad complutense: dos partidos conseguían llegar a un acuerdo que, si bien no es de gobierno, permitirá acabar con la situación de inmovilismo en que vive la localidad desde hace un año. Y es que Alcalá ha perdido mucho tiempo por culpa de una configuración del poder compleja, y la negativa de algunos políticos a aceptar pactos.

No obstante, ayer comenzaba una etapa que no será en absoluto fácil para el nuevo alcalde, ya que los retos con los que se va a enfrentar no serán sencillos, si bien la aprobación de la hoja de ruta magenta allana mucho el camino.

Y es que Bello tendrá que hacer recortes si quiere cumplir con el Plan de Ajuste, y sacar adelante unos Presupuestos para 2012, condiciones no negociables, si el Consistorio quiere mantener las transferencias de otras administraciones, que obligarán a tomar decisiones muy duras, pero que ahora pueden ser de menor calado con los 25 puntos magenta.

Y es que la propuesta de UPyD supondrá un buen tijeretazo a las cuentas públicas, que obligarán a priorizar el gasto, y que terminarán con esos tiempos en que Interviú consideraba a la localidad “la ciudad de los enchufes”. La nueva etapa, según esbozaba el alcalde, buscará una nueva estrategia menos inmovilista de la que representaba su predecesor, y en la que se potenciará el turismo cultural, faceta en la que la localidad complutense no tiene rival, y que, sumado al turismo de ocio de Torrejón, puede convertir, Eurovegas mediante, al Corredor en uno de los grandes polos turísticos del Madrid futuro.

Alcalá abre una nueva etapa, con un gobierno fuerte, sí, pero condicionado al cumplimiento de los 25 puntos del acuerdo, y que, de incumplirse, supondrían la ruptura inmediata del matrimonio entre upeidistas y populares. Una nueva etapa en la que, el alcalde ya lo demostraba en el último Pleno, primarán los intereses de la localidad sobre los regionales, y en que el seguidismo, o al menos eso parece, pasará a la historia.

Y un Gobierno que, si cumple sus compromisos, no tendrá demasiados problemas para sacar adelante sus proyectos. UPyD, aunque no entre a formar parte del gobierno, garantiza, por el acuerdo firmado, la gobernabilidad del municipio, es decir, votar a favor cuando su voto sea indispensable para aprobar medidas necesarias.

Y habrá medidas necesarias e impopulares que tomar: la auditoría de la Cámara de Cuentas se conocerá en unos meses, y con ella, las consecuencias que puede tener para el Consistorio, unas consecuencias que no serán buenas para muchos de los gestores que han controlado las finanzas en los últimos años; y las exigencias del Plan de Ajuste seguirán sobrevolando la política alcalaína.

Pero si hay un claro ganador en esta negociación multibanda en que se convirtió la investidura, ese ha sido, sin duda, UPyD, que ha recuperado la cara ante su electorado tras entregar el poder a un gobierno del PP. Y es que los magenta, que siempre se habían considerado transversales, entregaron el poder, en su primera oportunidad, al PSOE en Asturias, en lugar de abstenerse dejando gobernar a la lista más votada, lo que, por cierto, tuvo un claro efecto negativo en la valoración, a través de encuestas, de la formación de Rosa Díez.

Y es que, en pleno hundimiento de los dos grandes partidos, UPyD no recupera todo el voto perdido, en gran parte, debido a la actuación en Asturias. Lo sucedido ayer en Alcalá vuelve a equilibrar la balanza de los magenta, que pueden, de nuevo, afirmar ser transversales, y contárselo a su electorado, al menos, hasta que apoyen un nuevo gobierno que vuelva a desnivelar la balanza.